jueves, 16 de junio de 2011

Tan desorientada como siempre.






















Ella tan desorientada como siempre, perdida, completamente ida. Sabiendo que el amor no es nada y a la vez lo es todo. Algo absolutamente abstracto que nos maneja, nos cambia y nos absorbe. Sorprendida del increíble poder que ésto tiene, se asusta y escapa. Tiene miedo a decir que sí, a animarse, a entregarse en cuerpo y alma, a intentar hacerlo feliz. Él, decidido y culposo, eligió por quien piensa, es su verdadero amor. Y se pregunta si está enamorado, si es que deja todo por eso, el amor. Pero no logra responder ni una de sus dudas, al contrario, se confunde cada vez más. Y se siente solo y abandonado, y cree que nadie lo entiende ni se preocupa por hacerlo. Pero el lucha, pelea, no se deja abatir por simples golpes de la vida, él es fuerte. Entonces ahí es cuando ella aparece, cuando se aviva de que se complementan. Que su debilidad lo reconforta, y su fortaleza la defiende. Que son el uno para el otro, que se necesitan, y que juntos, se deciden a luchar por el amor.

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